Desde Delfos veíamos
la bahía de Itea.
Yo sentía las naves
atracar silenciosas.
Tú recitabas versos
del poeta de Paros.
La luna iluminaba
tu perfil hermosísimo.
Cenamos frescos peces
bajo la espesa parra.
Y esa noche bailamos
sirtakis muy antiguos
con amor en los brazos.
(Para I. R. de A.)
(C) Aurelio González Ovies
Tardes de cal viva y brea